martes, 19 de noviembre de 2019

La Culpa

El domingo, para aprovechar la mañana y hacer ganas para el aperitivo nos fuimos unas amigas de paseo y lo normal, nos encontramos
con una manifestación que como se ve en la foto era de pocas personas, muy poquitas la verdad; casi más policías que manifestantes.
Dos pancartas y algún cartel. El slogan cantado era "Los padres separados, sí que están discriminados".
En un principio creí que eran padres pidiendo la custodia compartida obligatoria. Señores que al pasar a la situación de divorciados exigen los cuidados compartidos al 50%, o al menos que el tiempo que pasen hijos e hijas con cada progenitor sea rigurosamente el mismo. Hombres que reivindican igualdad cuando muchos ni la ejercieron ni la soñaron cuando vivían en pareja y con toda la familia. Sin saber que la igualdad no empieza con la firma del divorcio, no señor. Las desigualdades que acarreaban en el momento de contraer matrimonio y sobre todo en el de la ruptura hace necesario que se estudie cada caso minuciosamente analizando la situación de la familia en ese momento, y aplicar un sistema que favorezca a todas las partes y sobre todo a los hijos. Conocemos casos en los que la justicia marca turno de visitas a padres violentos.
Pero no, la manifestación no iba de eso.
En uno de los carteles se leía  Padres sin Derechos "Suicidio demográfico". Que por cierto lo entrecomillado es el título de un libro de A. Macarrón que promulga un gran «rearme moral» pro-hijos y pro-familia.
Esa conexión hombres divorciados que se ven discriminados y la caída de la natalidad es todo una declaración de principios que nos encaja una culpa que al menos yo no tenía catalogada, y la carambola con triple salto mortal: de la baja natalidad al problema de la inmmigración hay un paso. Hace pocos días Mayor Oreja culpó del Bréxit y del problema catalán a la aprobación de la Ley del aborto, no te digo más. Con todas estas perlas voy a ir elaborando un archivo donde meter todas esas culpas y pecados de las mujeres que hacen de este un mundo nefasto.
Siguiendo con la manifestación, la conexión de la mani con los ultras era más que evidente. 

Analizando... Uno de sus pilares principales es la familia tradicional de la que los manifestantes se sentían expulsados. Un hogar donde el varón se asienta y construye sobre la subordinación de su compañera, una mujer-madre vital para su comfort e invisible para la sociedad. Un hombre con dominio del orden de la casa, rodeado de bienestar y cuidados gratuitos que ya se han esfumado. Esta nueva realidad conduce a que esa construcción del varón,  su masculinidad del poder sedimentado sobre ese escenario calentito y cómodo ya no existe y por lo tanto su (esa) masculinidad está en cuestión, en entredicho.
Hay hombres aferrados a tiempos pasados y que trabajan para mantener la construcción de  la sociedad de la desigualdad, de los roles de género. Por algo uno de los lemas de los ultras es "La familia preexiste al Estado".
El antifeminismo también los define. Su mantra, la expresión "ideología de género" la han tomado de los  (sus) manuales ultracatólicos. Niegan el género como construcción sociocultural y lo toman como una realidad natural ya que el sexo no discrimina, simplemente implica ser de determinada forma, ni mejor ni peor y hace que nos comportemos distinto, simplemente. A ellos les otorga el poder de la  fuerza, autonomía e iniciativa y a nosotras la dulzura, la sumisión y la incapacidad de leer un mapa. 
Para estos señores el feminismo es un yihaidismo de género, un movimiento  que creen contra la otra mitad de la población, contra ellos. No ven machismo, no hay conflicto, no hay desigualdad y claro está no hay violencia machista contra la que luchar. Saludan la diferencia entre ellos y nosotras que además consideran sagrada, eso sí, cada uno en su lugar.


Y también está uno de los mayores caballos de batalla, la inmigración. Para este grupo la Violencia Machista no existe, sí catalogan como especialmente preocupante la violencia de los extranjeros sobre las mujeres, porque esa sí es Violencia Machista, sobre todo la de los musulmanes con sus costumbres africanas.
Para los ultras aumentar la natalidad de las españolas garantiza que podamos frenar la “invasión” de extranjeros y que la mujer recupere su auténtico rol, su destino sagrado de ser madres. Ir contra el aborto es elemento  imprescindible para aumentar la natalidad y frenar la inmigración, y ¿por qué no? ir contra las mujeres que deciden divorciarse por asfixiar demográficamente a nuestro querida patria. Parece loco y lo es. Pero el papel de regalo que lo envuelve todo lo hace asumible y votable para parte de la población. El neofascismo se tiene que reinventar y construir para adaptarse a los tiempos. Muchos votantes de la ultra no se consideran machistas, porque para hacerlo deben dejar de ver el celofán y analizar y desmenuzar los argumentos que les dan.
Es cierto que no estás en la obligación de ser feminista, el feminismo existe justo por eso, para que no estés obligada ni obligado a nada, el feminismo quiere transformar la sociedad y ofrece libertad individual y cuidado de lo común. El movimiento feminista construye sociedad, es capaz de generar espacios colectivos, de ayuda mutua y quiere (re)construir un nuevo compromiso social. Y esto, todo esto, es objetivo del fascismo para ser destruido.

@enelreves



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