sábado, 16 de mayo de 2020

Cartas desde la queda

Horizontes
Se nos acaba el Total y empezamos los pasos parciales a no sabemos dónde ni a qué. Parece que los días raros van acabando y entramos en la salida a zona desconocida.
En estos días he vuelto a lo olvidado que nunca debí abandonar por lo nuevo, a lo que claro que no renuncio.
He visto pasar la tormenta del desierto en un mes de abril robado.
El sol confinado empatizó y fuimos el país de Europa donde  menos horas se mostró.
Días raros en los que nos fuimos a ningún lugar para volver; sin carbón no hay reyes magos.
Intimidad, muertes anunciadas y nuevas resurrecciones en griego. Sin saber a veces qué hacer nos pusimos a buscar, desvelos y vigilias para encontrar el verbo más bello descubriendo que Vivir es un vértigo y no una carrera. Aprendimos a decir te quiero pantalla mediante.
Se pararon los motores, se suspendió la realidad y nos sobrecogimos con las muertes en soledad. Sin movernos del  mismo sitio en  distinto lugar. Hambre y dolor. Ventanas abiertas y reconocimientos.
Mitos que mueren y esperanzas fugaces de nuevos y prometedores amaneceres para Todas. Se adivinaban horizontes colectivos de conquistas en pugna con los poderes de quienes tienen el mando. Soñamos que podíamos cortar los hilos y que al clarear nos darían lo nuestro, lo común. Sueño breve y vigilante entre la bronca y las mentiras.
Lluvia incesante caída en interminables días grises en la ciudad vacía, calma. ¿Vendrán ruidos diferentes?
Esto que nos está pasando ha acabado teniendo muchas formas, entre otras la de una lista de canciones, cartas desordenadas de un trozo de historia. Banda sonora del confinamiento.
@enelreves


viernes, 8 de mayo de 2020

La Condición


Historia de una video conferencia a tres y sus secuelas en mi confinamiento.

Charla de dos hermanas y la hija de una de ellas.
En el discurrir de la conversación sale un chisme: pues fíjate Fulanita que se ha echado a pintar. Una de ellas comenta resíganla da que claro, que alguien tendrá que le haga las faenas. La otra se lanza y dice que bueno, que ya es hora de dejar el ganchillo y probar con otra cosa, que ella también se va a echar a pintar. (Esto lo cuenta la Sra Preformer en Píkara).
Las dos mujeres tienen iguales condiciones de vida y respuestas muy distintas. ¿Qué hace que una tenga una respuesta resignada y la otra conteste con la actitud de probar cosas nuevas y superarse? Partiendo las dos de igual situación social y conciencia política ¿por qué una se resigna y la otra se revela? Cómo dice la Sra. Preformer, así en lenguaje de la calle es la condición. Pero ¿qué es la condición? El confinamiento da para mucho y estas preguntas así sin más, que me dejaron una mijita loca.
Si tiramos de teoría feminista, cada acción individual que nos limita supone un paso atrás para el resto de mujeres, es y por eso hacemos catecismo del empoderamiento individual y colectivo para la independencia, la capacidad de incidir y el tan necesario crecimiento personal. Somos conocedoras de que todo es por libre elección y que lo que mejora a la mujer mejora al género humano. Pero cada cual es cada cual, somos distintas, actuamos distinto y respondemos de manera desigual.
En estas andaba y me en busca de Hanna Arendt. ¿Sería la pluralidad la solución? Arendt dice que entre las actividades de las personas, labor, trabajo y acción, la acción es nuestra actividad superior, es el fruto de la iniciativa de cada una, lo que manifiesta su identidad y con ella nos distinguimos. Y esa singularidad nos hace diferentes a las demás. No es para ella la naturaleza humana sino la condición humana, que no es sino estar en el mundo con otros. Vamos actuando según nuestros intereses convirtiéndonos así en una sociedad plural. Bien, pero eso tampoco me daba la clave para entender y tener elementos para analizar qué nos lleva a tener comportamientos y actitudes dispares, a aburrirnos o a resistir, a levantarnos o a dejarnos caer.
Tenemos identificados los datos y elementos de nuestra opresión: nuestra definición de mujer siempre es en referencia de Otro y las circunstancias impuestas durante largos milenios. El Patriarcado. Y todo conjugado con el reforzamiento que de todo ello hace el Capitalismo.
Seguía buscando opciones que me ayudaran a resolver. Y la clave la podría tener Hegel. La dialéctica amo-esclavo de Hegel tiene para Beauvoir la explicación de las relaciones patriarcales entre hombres y mujeres. Para Hegel alcanzamos la autoconciencia cuando somos reconocidos por el otro. El amo es amo porque el esclavo lo reconoce como tal y el esclavo se reconoce a través de la mirada del amo. Sin entrar en la adaptación que de esta tesis hizo Simone, esto puede explicar la reacción de arrebujarme en el conformismo quedándose atrapada en su situación.
Reconocemos nuestra posición y a través de ella tomamos conciencia de nosotras y respondemos según esos patrones. Y la única respuesta que tienes es que si puede pintar será porque tienes otras condiciones distintas a las tuyas, otra vida en la que sí cabe echarse a pintar.
Sin embargo, la futura pintora cambió el enfoque y Escupió sobre Hegel y se reconoció como a una igual, si Fulanita pinta, ¿por qué no yo?, igual en el afrontamiento de nuevos retos. Si bien la nueva pintora hizo un reconocimiento, tomó conciencia de sí misma con las actitudes de quien asume nuevos retos y entendió que las circunstancias, no todas, no te deben paralizar.
¿Responde esta reflexión confinada del todo al porqué ?
Si alguien puede ayudar....

@enelreves

Imagen: Gladys Parker (EEUU 1910-1966) pionera dibujante de cómic y diseñadora de modas en Hollywood.