¿Si tú no eres pro-vida eres contrario a ella? ¿Un asesino? ¿Homicida, fratricida, parricida? ¿Infantincida?
Se preguntan "¿Se puede ser progresista sin tener que ir en contra de la vida?"
y se responden no sin asombro que, en nuestro país es imposible.
Palabras que según quien las use se convierten exactamente en su contraria, en excluyentes y son una puerta cerrada a argumentos contrarios a los suyos. Practican el uso simplista y perverso de las palabras y de los términos, con argumentos que embisten contra la inteligencia, el diálogo y la convivencia.
El debate de los colectivos llamados de forma excluyente pro-vida es ficticio cuando el derecho y la libertad del individuo, en este caso la mujer, pasa porque ellos asumen ser los portavoces de lo que ellas han engendrado, y además le ceden la decisión, que sólo debe ser de ella, de qué hacer con su vida y su cuerpo a terceros, como los médicos, psicólogos o directamente y sin más intermediarios al Espíritu Santo. Entonces todo se apoya y se convierte en dogma de fe y en la eliminación de la libertad de la mujer a decidir si quiere ser madre o no. Ella no existe por sí misma, no tiene vida si no es a través de lo engendrado o de lo que los demás decidan que debe hacer. El absurdo de que la carga de la prueba recaiga sobre el cigoto, embrión o feto.
Por el abracadabra celestial el pecado se convierte en delito y la mujer en criminal.
¿Qué vida es la que defienden los pro-vida? La de la mujer, no. La de los futuros nacidos sin posibilidad de vivir dignamente, tampoco. No apuestan por la vida digna, ni por una vida en libertad, ni porque la mujer viva plenamente su vida, tome sus decisiones y sea dueña de su cuerpo, su conciencia y su existencia. Son los representantes de la hipocresía frente a la dignidad y de la pseudo-ciencia contra la libertad.
Nos atacan con ecografías para combatir los derechos en nombre del amor. Un amor que no da de comer, ni garantiza la salud, y mucho menos la independencia, la libertad y la dignidad de la mujer. Podremos enumerar los derechos que nos asisten: constitucionales, civiles, políticos, derechos humanos, de la mujer, del niño, de la niña. Pero no podemos obviar que estos derechos tienen como objetivo la realización del individuo, del hombre y de la mujer, y que son el instrumento para conseguirlo.
No podemos engañarnos pensando que el debate está en cuántos supuestos deben entrar en una ley que regule el aborto. Se trata de la libertad, la dignidad, los derechos, la sociedad, la igualdad, la mujer, en definitiva de la VIDA.
Lo opuesto a la muerte no es la vida, sino el nacimiento.
La vida es lo que hay enmedio.
@enelreves
Enlaces:
Iglesia en el mundo: ¿Se puede ser progresista sin tener que ir en contra de la vida?
Derecho a Vivir
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Vídeos:
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