jueves, 26 de febrero de 2015

Cantando al machismo que mata

En Julio de 2013, Constant, jugador francés del Milán, de origen guineano se fue del campo cuando le gritaban insultos racistas unos cuantos desde las gradas.
Este mismo mes se ha cerrado un estadio en Galicia por insultos racistas al árbitro.
Se sanciona al Club si hay gritos racistas del público a algún jugador o si se tiran bengalas, se busca con sofisticados aparatos al lanzador de la moneda que ha herido en la ceja al jugador estrella que vende millones en camisetas de su equipo, corren ríos de tinta cuando muere un aficionado de un equipo porque dos grupos de descerebrados, perdón, dos grupos de ultras se citan en el Manzanares para pegarse unas hostias y así ir calentitos al partido. Horas y horas hablando de violencia en las gradas, preguntándose los comentaristas, los tertulianos, los periodistas qué ha podido pasar en nuestro país, que nos está haciendo que nos comportemos como bestias. ¿Cómo es posible tanta violencia? Es la pregunta en todos sitios.
Por centrarnos en el caso: Un sector de la grada del estadio del Betis coreó "Rubén Castro alé, Rubén Castro alé, no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien". El estribillo hace alusión al proceso abierto contra Rubén Castro, máximo goleador de la historia del Betis. La Fiscalía pide para el deportista una pena de dos años de prisión, tras considerar que Rubén Castro habría agredido físicamente en cuatro ocasiones y le habría mandado un mensaje de texto amenazante a la que entonces era su pareja.  En los informes del árbitro sobre el comportamiento de los aficionados en el estadio, recogió que un sector del Villamarín entonó cánticos contra el Sevilla, "La Girada de nuestra ciudad, verá solo un equipo llorar, el equipo bastardo y penoso, el equipo de las putas del Pizjuán". Sin embargo en ese partido el informe no recogía nada sobre los cánticos machistas, que se han repetido en otro partido más.
En nuestro código penal la apología del terrorismo está tipificado como delito. También los actos racistas, pero aún no la incitación a la violencia machista.
Los cánticos del Villamarín ponen de manifiesto lo que las encuestas y la realidad nos muestran día a día, la justificación de que una mujer sea maltratada, el algo habrá hecho o entender como natural en la pareja el control y el dominio del hombre a la mujer.  Se empieza por el control, la anulación, dos tortas y se acaba y no en pocas ocasiones matando. En cuanto empiece, denuncia y salir corriendo#machismomata. Y después está cómo se disculpan estas actuaciones: que sólo son unos cuantos gritos y un puñado de ultras. Muchas veces se critica que los aficionados gritan contra Mesi o contra Casillas y en esos casos el resto del estadio se pone a favor del agredido. Pero estas veces, nadie dijo nada. Naturalidad.  Y ahora toca el siguiente paso del machismo, presentar al presunto maltratador como víctima. De libro.
Existe una doble vara de medir, de condenar y penar las agresiones, la violencia y el terrorismo según contra quien se ejerza. Imagina que los gritos de esos cafres hubiesen sido contra un jugador negro, o gay o contra uno que sea un figura, el pichichi, o famoso o una estrella. O contra el árbitro. ¿Qué hubiese pasado? El árbitro hubiese parado el partido, avisar a los vigilantes del estadio para que los identificara y los sacara del estadio, por ejemplo. O al menos recogerlo en acta por si hubiese que tomar medidas contra el club, o avisar a la LFP para que iniciara una investigación.
Pero la triste realidad es que están tan naturalizados los malos tratos a la mujer en nuestra sociedad que la violencia machista se convierte sólo en una reseña en el teledario y una estadística macabra.
Contra el terrorismo machista no caben tibiezas ni neutralidad, hay que condenar, por supuesto, pero sobre todo hay que actuar.
@enelreves


Vídeos:
Antena3: Vídeo cánticos
Youtube: "Shakira es una puta"
Enlaces:
La LFP denuncia al Sevilla por gritos contra el Betis
Noticias de Guipuzcoa: la apología de la violencia machista será delito

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